Belchite Viejo, testimonio de la destrucción
Pueblo Viejo de Belchite

El pueblo viejo de Belchite recibe miles de visitantes al año, entre curiosos, nostálgicos y aficionados, desde los que pretenden palpar la devastación causada por la guerra civil hasta los amantes de experiencias paranormales.

Pueblo viejo de Belchite, ya no te rondarán zagales,
ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres.

Copla de Natalio Baquero, exiliado de Belchite Viejo.

No debería sorprender en absoluto la cantidad de visitantes que las ruinas del viejo Belchite reciben al año, especialmente los grupos de amantes de lo paranormal que acuden allí en las  madrugadas, buscando escuchar, ver o sentir algún reducto fantasmal derivado de la espectacular sangría que tuvo lugar en sus calles y edificios durante una guerra civil conocidamente cruenta. Ya se sabe que los lugares marcados por la devastación y la muerte tienen un atractivo turístico muy particular… Por eso seduce Belchite, por la doble condición que lo hace único: siniestro y evocador de unos episodios tan brutales de violencia colectiva que lo convierten en testimonio directo de la historia de nuestra época.

belchite-entrada

Efectivamente, la de Belchite fue una batalla de esas que rebasan cualquier explicación medianamente objetiva de los manuales de historia, sobresaliendo como espectáculo sangriento de la inspección didáctica que centra su atención en lo que los expertos llaman “operaciones militares”. Por eso mismo vamos a intentar otro tipo de descripción, una que destile el superior grado catastrófico de los episodios bélicos para dar una idea de la enorme fascinación que es capaz de sugerir a día de hoy. Fascinación por el horror puro, se entiende.

Objetivo: Belchite

Situémonos: verano de 1937. La guerra civil española lleva un año largo de duración, después de que no acabara de triunfar ni de fracasar una ramplona militarada sostenida por las dirigencias sociales y económicas del país. Dos factores, la rebelión militar y la respuesta pública, acabaron reduciendo casi a la nada al gobierno vigente hasta julio de 1936. El gobierno intentará y logrará en gran medida recuperarse, eso sí, sin poder hacer frente al descaro con el que las fascistas Alemania e Italia apoyan a los militares rebeldes ni al abandono material y moral al que lo somete casi todo el resto del mundo, encabezado por Gran Bretaña y Francia.

ruinas-bombardeo-belchite

Claro que, en ese verano del 37 aún se luchaba, y de qué manera. Después de sofocar la rebelión, según los sitios, después de heroicos y casi milagrosos episodios como la defensa de Madrid del otoño anterior, después de matar, matar y morir y más morir… la guerra sigue. El general Franco (erigido todopoderoso a partir de ese mencionado otoño del 36) no pierde ni un palmo de terreno, salvo la excepción madrileña y poco más, y sus aliados tampoco. La campaña del Norte, a cargo del general Mola, está siendo devastadora a las alturas de este verano.

Periódico Belchite Revista Umbral 1937

Pequeño reportaje fotográfico sobre la toma de Belchite. Revista Umbral 1937 (BNE)

El ya constituido Ejército Popular de la República se lanza al ataque en el frente aragonés. Los grupos sociales que combatían contra lo que entendieron como fascismo –el conglomerado formado por militares, clases acomodadas, no pocos sectores de la clase media y apoyos directos o inhibiciones interesadas del extranjero– resistieron, con la institución republicana mejor o peor recompuesta, más o menos a su favor, pero resistieron. Y en el verano del 37 seguían resistiendo, y aún les quedaría otro año y medio. De momento, el objetivo era tomar Zaragoza y desviar tropas franquistas del Norte. Unos 80 mil hombres atacaron unos 100 kilómetros de frente aragonés, avanzando fulgurantemente apoyados por unos 90 aviones y más de cien tanques soviéticos T-26, aunque al final el Ejército Popular se quedó a seis kilómetros de la capital aragonesa, retrasado y distraído por diversos focos de resistencia franquista.

Los grupos sociales que combatían contra lo que entendieron como fascismo –el conglomerado golpista formado por militares, clases acomodadas, no pocos sectores de la clase media y apoyos directos o inhibiciones interesadas del extranjero– resistieron, con la institución republicana mejor o peor recompuesta, más o menos a su favor, pero resistieron. Y en el verano del 37 seguían resistiendo, y aún les quedaría otro año y medio. De momento, el objetivo era tomar Zaragoza y desviar tropas franquistas del Norte. Unos 80 mil hombres atacaron unos 100 kilómetros de frente aragonés, avanzando fulgurantemente apoyados por unos 90 aviones y más de cien tanques soviéticos T-26, aunque al final el Ejército Popular se quedó a seis kilómetros de la capital aragonesa, retrasado y distraído por diversos focos de resistencia franquista.

Los bombardeos sobre Belchite  fueron tan intensos que, aún a día de hoy muchas bombas quedaron sin estallar, como este obús incrustado en la torre de la iglesia de San Agustín-

Los bombardeos sobre Belchite fueron tan intensos que, aún a día de hoy muchas bombas quedaron sin estallar, como este obús incrustado en la torre de la iglesia de San Agustín-

Uno de los que resultaría más duros de aplastar sería un pueblo de poco más de 3 mil habitantes: Belchite. Por su cercanía a Zaragoza y su relativa situación estratégica, ya se había luchado a muerte por el pueblo durante la guerra napoleónica de comienzos del siglo XIX. Ahora era igual, pero distinto: las guerreras brillantes de los húsares con sus caballos danzantes iban a sustituirse por puras y duras maneras tecnológicas de matar. El 24 de agosto se inicia la ofensiva general contra Zaragoza y también el combate en Belchite: La Batalla de Belchite.

copla-poesia-belchiteLos franquistas son muchos menos, pero se defienden bien, aprovechando el terreno: nidos de ametralladoras, fortificaciones, barricadas, nichos para francotiradores. La 11ª División de Líster y la 35ª del polaco “Walter” (que había sido oficial soviético en la guerra civil rusa de 1917-23 y lo sería de nuevo en la Segunda Guerra Mundial) lograron cercar el pueblo el día 26, pero nada más. Los parapetados franquistas aguantaban bien, causando muchas bajas y obligando a una lucha calle a calle, casa por casa, una vez comprobado que los bombardeos de la aviación no eran efectivos contra un enemigo que aprovechaba cada palmo del terreno para cobijarse y defenderse. No era cuestión de dejarles aguantar el asedio, pues los franquistas tenían recursos y pertrechos con que resistir de sobra, al menos hasta que llegasen unos refuerzos que los republicanos no se podían permitir esperar, pues les desbarataría el avance de la línea del frente aragonés conseguido hasta ese momento. Tenían que tomar y atrincherarse en el pueblo, para resistir a esos refuerzos con la misma obstinación con la que los franquistas les ponían a ellos tan difícil la entrada.

Tras eliminar toda posibilidad de avituallamiento y asistencia médica del enemigo, lo que de verdad supuso un punto de inflexión en el cerco de Belchite, fue cortar el agua, algo que además de aumentar las bajas del enemigo consume la moral, pues la acumulación de cadáveres y el olor a putrefacción resultante no deja de recordarle el destino que le espera. Aun a día de hoy, las personas que guían la visita de Belchite cuentan que los perros eran los únicos que comían, carroña, claro, y que los republicanos se encontraron al entrar por fin al pueblo con que algunos de los cadáveres amontonados estaban “empezados”…

La huella de la destrucción

cruz-hierro-belchiteAtacando cada edificio, cada vivienda, los republicanos consiguen imponerse con técnicas aprendidas a las malas en las defensas de Ciudad Universitaria y de Carabanchel: barridos por las ametralladoras si se asoman a las calles, van abriendo boquetes en las paredes de cada casa, soltando granadas por los agujeros, disparando y entrando por ellos a matar con bayonetas, cuchillos y hasta con las propias manos. Así hasta el 6 de septiembre de 1937. Un simple dato nos congela la sangre: unas 5,000 personas murieron en los 14 días que duró la Batalla de Belchite. Una vez terminada la guerra, el régimen de Franco decidió no restaurar el pueblo, sino crear Belchite nuevo, utilizando a los presos republicanos como mano de obra. Las ruinas del pueblo viejo quedarían como testimonio de la Guerra Civil.

Y ese testimonio, apenas intacto, es el que el visitante encuentra al llegar a Belchite: Las calles asoladas y silenciosas, en las que sólo se escucha el viento y los ecos de los visitantes, están llenas de rincones impregnados del recuerdo de la catástrofe.

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Belchite paranormal

Hasta aquí una aproximación al Belchite histórico, pero son muchos los visitantes que acuden a un lugar tan especial como este, y lo hacen buscando el otro lado de Belchite: un pequeño universo lleno de leyendas, misterios y muy conocido por las inquietantes psicofonías que algunos han conseguido grabar en sus visitas nocturnas. El investigador «pionero» en el mundo de Belchite paranormal fué el periodista Carlos Bogdanich quien, con su programa «Cuarta Dimensión», allá por 1986, realizó grabaciones durante una fría noche del mes de octubre en Belchite. Durante las mismas, los miembros del equipo no escucharon nada extraño. Fue al escuchar dichas grabaciones cuando se dieron cuenta que se habían grabado diferentes sonidos, todos ellos identificables con sonidos de guerra. Comenzaba una leyenda, el misterio de Belchite que perduraría hasta nuestros días.

interior-iglesia-san-martin-tours-belchiteSe cuentan curiosas y misteriosas anécdotas, como la que cuenta cómo durante el rodaje de la película «Las aventuras del Barón de Munchausen» de Terry Gillian, algunos miembros del equipo vieron a dos mujeres con ropas de época, que desaparecieron misteriosamente al acercarse a ellas. Como ecos de la tragedia, en Belchite se han vivido algunas experiencias que se alejan de lo habitual en cualquier lugar «embrujado». Pero pocas cosas como las famosas psicofonías, en las que claramente se escuchan motores de aviones, de tanques, o incluso canciones de guerra en diferentes idiomas (¿tal vez ecos del Batallón Lincoln?).

psicofonias belchite

Algunos de los visitantes de Belchite describen sucesos y sensaciones habituales en algunos lugares «marcados» de algún modo, sucesos como cambios bruscos de temperatura sin causa aparente, o impresión de sentirse acompañados, como si unos ojos de otro tiempo nos observaran desde la oscuridad de las bóvedas o desde las ventanas de las casas vacías, o por supuesto la grabación de psicofonías… Se dice que todos los fenómenos aumentan en las horas de la noche, momento en el que las ruinas de Belchite parecen cobrar vida.

Podemos escuchar muchas de estas historias en las visitas nocturnas que actualmente se organizan en el Pueblo Viejo, una experiencia más que recomendable para todo amante de lo paranormal. Se nos cuenta que los lugares más «cargados» de experiencias paranormales son la Plaza de la Cruz, la fosa común, y las dos iglesias, donde casualmente se encontraron más fosas comunes, algunas de la guerra civil y otras como resultado de una peste ocurrida en época medieval.

Investigadores como Ángel Briongos hablan de una suerte de «impregnación» en el lugar, una huella de destrucción cuyo eco se repite una y otra vez hasta nuestros días. Un recuerdo, una lección para no olvidar. Misterio o no, sea lo que sea Belchite no deja indiferente.

A continuación incluímos dos podcasts de Milenio 3 sobre Belchite, en los que comentan casos paranormales acaecidos en Belchite y algunas de las psicofonías grabadas allí.

© Texto y fotografías por Manuel Antón, Alberto Guerra e Iván Delso.

Visita a Belchite Pueblo Viejo (ruinas históricas)

DATOS DE INTERÉS

 Dónde: Belchite se sitúa a 47 kilómetros de Zaragoza. Desde Zaragoza se puede llegar a través de la N-232 hasta el desvío de la carretera A-222 hasta Belchite.

 Links y bibliografía: 

CSIC: Arqueología de la Batalla de Belchite.

https://www.belchite.es/turismo/visitas

Imagen 1 de Belchite viejo, Wikimedia Commons.
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