El principio de la arquitectura gótica es la infinitud hecha imaginable. Samuel Taylor Coleridge
ran tiempos convulsos cuando se levantaron estas ruinas que hoy día parecen un cuadro romántico y tenebroso de David Friedrich. Pero ante el abandono y el expolio hemos de reconocer que lugares como este, olvidades por nuestra sociedad de progreso y modernidad, han resistido mejor el paso del tiempo que muchas construcciones actuales. Siglos de nieve, hielo y calor abrasador no han podido destruir estos arcos, estos capiteles, tímpanos, muros y columnas hechas únicamente a base de piedra y secretas fórmulas matemáticas en el más oscuro de los anonimatos.
Las ruinas del viejo monasterio se encuentran en el corazón de un valle profundo y escondido entre robles y encinas, atravesado por las aguas del Jarama. El río traza una hoz impresionante y sinuosa, hogar del buitre y del águila culebrera. Gracias al aislamiento del lugar, el monasterio sobrevivió a las guerras de Sucesión, a la guerra de la Independencia, pero no superó el trienio liberal que en 1821 con la desamortización de Mendizábal acabó con algunos antiguos monasterios tan pintorescos como este. Y lo que quedó fue aprovechado por los habitantes en su día como material de obra.
Fue fundado en 1175, y habitado originalmente por un grupo de monjes cistercienses en el sitio llamado de Santa María de «Bon Aval» («Buen Valle») en referencia a las condiciones óptimas de la zona para la fundación de un nuevo monasterio cisterciense. Cabe recordar la peculiaridad de que el estilo de este monasterio es el gótico cisterciense, inspirado por la gran figura de San Bernardo de Claraval (Clairvaux) que, en la búsqueda de un ideal estético puro y renovador, escribió en el siglo XII lo siguiente sobre la decoración de la época:
…Por otra parte, ¿qué pinta en los claustros, donde los monjes están leyendo el Oficio, esa ridícula monstruosidad, esa especie de extraña hermosura deforme y deformidad hermosa? ¿A qué vienen esos monstruos inmundos, esos fieros leones, esos centauros monstruosos, esos híbridos semihumanos? (…) San Bernardo, S. XII. Apología Ad Guillelmum.
Algunos hombres de la Iglesia consideraban que las órdenes medievales habían «degenerado» los preceptos benedictinos, y que era necesaria una vuelta al rigor de los primeros tiempos (el antiguo «ora et labora»). Es por ello que el estilo gótico cisterciense es un arte de formas elevadas, desnudas, en la búsqueda de la expresión de un ideal de belleza, pureza y vacío apropiado para la contemplación (todo estaba pintado de blanco, e incluso los monjes vestían de blanco). Los monasterios del Císter se situaban en zonas yermas o inhóspitas pero con abundancia de agua. Normalmente el sitio elegido era un lugar boscoso y aislado por montañas, y es precisamente este aislamiento lo que suele ser la causa por la que estos monumentos caigan en la ruina.
Como decíamos más arriba, el monasterio tenía el deber de repoblar la zona. Esto era una labor tan importante o más que las victorias en la guerra, ya que se efectuaba presión sobre el rival mediante la repoblación de grandes territorios deshabitados siglos atrás. Esto no estaba exento de ciertos riesgos, ya que eran zonas cercanas al enemigo y los repobladores podían pagar con su vida tal proximidad. No en vano el monasterio posee restos de una torre de vigilancia con una escalera interior de caracol.
La extensión del monasterio fue al principio bastante considerable. Muchos particulares de la región, viendo cercana su última hora, y no pocas veces con inquietud ante la vida poco ejemplar que habían llevado, se sentían movidos a testamentar dejando tierras y bienes a los monjes.
Desgraciadamente, de toda la extensión que pudo llegar a tener el monasterio, sólo se conserva la iglesia, entre otras cosas debido a que muchas de las estructuras realizadas a lo largo de la Edad Media eran normalmente de madera (no obstante en los alrededores se pueden encontrar restos de otras dependencias del monasterio, restos de molinos, etc.).
La iglesia se sitúa al lado sur, a la contra de la norma de los monasterios cistercienses: normalmente esta orden construía la iglesia en el lado norte, de manera que sirviera de barrera contra los fríos vientos y las dependencias monásticas quedaran a resguardo.
Un buen truco de orientación es observar la dirección a la que apuntan los ábsides de las iglesias: de manera simbólica apuntan siempre hacia el este, al sol naciente, o a Jerusalén. El ábside de Bonaval no es una excepción. Vale la pena detenerse unos instantes dentro y observar cómo la hiedra va devorando las magníficas nervaduras góticas, que llevan ahí arriba más de 800 años sin inmutarse. Es curioso que toda la parte gótica/cisterciense ha sobrevivido al resto de ampliaciones de otros estilos y épocas.
En el lado norte del ábside se encuentra la capilla primitiva, lo más antiguo de todo el conjunto. Las hornacinas eran utilizadas para albergar objetos para utilizar en la misa, o como pequeños altares.
Los muros del Monasterio
Como si fuera un libro encriptado, los muros del monasterio nos han dejado bastantes símbolos para descifrar, aunque muchos no son fáciles de encontrar. Uno de los más interesantes es el Calvario. Este símblolo representa El Monte del Gólgota de Jerusalén, lugar donde tuvo lugar la crucifixión. En el centro la cruz de Cristo y a los lados las cruces del buen y el mal ladrón (llamados Dimas y Gestas). Este símbolo y otros parecidos eran utilizados como estaciones de parada en los Via Crucis o procesiones rituales que se realizaban alrededor del monasterio. Hay quien apunta a que también eran utilizados como lugares didácticos, en los que se enseñaba a través del libro pétreo de los símbolos a la población, o que incluso estos símbolos marcaban lugares de meditación o de penitencia especialmente sagrados. Además de este símbolo podemos encontrar también dos relojes solares en el lado sur, y muchas marcas de cantería medievales.
Réquiem
En su última época, el monasterio se fue convirtiendo en una especie de residencia de retiro para los monjes ancianos, y así llegó hasta 1821, momento en el que el Trienio Liberal decreta la famosa Desamortización, la incautación por parte del Estado del Monasterio y sus posesiones.
Su archivo se dispersó en su mayoría; sus libros, sus joyas, sus pertenencias más diversas cayeron en manos de anticuarios y oportunistas, y solamente algunas piezas artísticas pasaron a la parroquia de Retiendas, donde hoy se veneran. Entre ellas contamos un Crucificado de toscas y populares maneras, y una deliciosa imagen gótica, sedente, tallada en alabastro, que se tiene por milagrosa en el pueblo, y que representa un importante documento artístico del arte del siglo XV en sus finales. Nada más, si no son algunos capiteles repartidos por casas y en la fuente del pueblo, queda de Bonaval. Antonio Herrera Casado, «Monasterios y Conventos de Castilla-la Mancha«.
La Hoz del Jarama
Para completar la visita a este lugar tan especial de la sierra de Ayllón, recomendamos visitar la hoz del Jarama siguiendo el río hacia el sur, en dirección a Valdesotos. Partiendo del monasterio nos adentraremos en un bosque de robles, un escenario atemporal y lleno de encanto, en el que buitres y águilas anidan en las impresionantes paredes de roca que forman la hoz. Al comienzo de la ruta podremos ver restos de antiguas dependencias monásticas, o incluso la cantera de donde se extrajo material para el propio monasterio.
© Texto y fotografías por Alberto Guerra.
Dónde: Retiendas se encuentra a unos 100 kilómetros de Madrid, cerca de Tamajón. Desde Madrid por A-2 hasta Guadalajara. Seguir por CM-101 dirección Humanes, CM-1004, dirección Tamajón, y GU-188 hasta Retiendas.
Qué ver: Estamos muy cerca de los pueblos de la Arquitectura Negra, una región muy abundante en pueblos remotos y rincones pintorescos a los pies de la Sierra de Ayllón. No está de más una visita a Tamajón (con su "Ciudad Encantada", paraje rocoso y muy particular) o a otros pueblos como Majaelrayo, Campillo de Ranas, Valverde de los Arrollos, y otros lugares como el Embalse de El Vado, con sus curiosas gárgolas en el aliviadero.
Otros: Las ruinas están en proceso de consolidación y mejora de los accesos desde finales de 2014, gracias a la demanda del pueblo de Retiendas y otros grupos en favor de la conservación del patrimonio como la plataforma Salvar Bonaval. No obstante el lugar puede encontrarse aún en un considerable estado de abandono, con lo cual conviene tomar unas mínimas precauciones en la visita.
Bibliografía: Recomendamos este interesante estudio de MUPART (Memory, Use, Past and ART) https://mupart.uv.es/ajax/file/oid/895/fid/1556/Monasterio_de_Santa_Maria_de_Bonaval.pdf
Herrera Casado, Antonio: “Monasterios y Conventos de Castilla-la Mancha”. Ediciones Aache. Guadalajara, 2005.